Afeites para máscaras





No más desiertos, se acabaron las batallas: Mariana hace mucho que hojaldró su rostro, Carlitos no la reconocería, ni tampoco queda rastro de su amor. En Comala siguen paseando los fantasmas, y las sombras de los vivos, y las luces de las sombras. Los infrarrealistas ya no pasan hambre, ni destruyen el mundo con sus palabras: el último de ellos (el más célebre) se perdió buscando a Cesárea Tinarejo. Entre ir y quedarse, Octavio también se fue. Desde su rotonda en Montparnasse, Carlos juega a las cartas con Artemio Cruz. Sobre los cadáveres de todos ellos sobrevuela un bestiario de buitres pintados por Arreola.

México llora sus letras el Día de los Muertos. Colorean sus máscaras por las letras perdidas. Entintan sus cráneos en lamento de aquellos libros que ya nadie lee, osarios entre las estanterías de los grandes bestsellers.



#DíadeMuertos



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