Panóptico benthamiano






Nada se cierne más oscuro sobre nosotros que nuestros propios ojos.
—Marina Tsvetaeva—


Un labio acorralado
donde crece el esparto.
Un baladrar confundido,
flecha de luz en la voz.
Un anuncio administrativo
sobre la puerta de la piel:
«caminantes, sabed esto,
todo modo de pensamiento
fue expulsado de la ciudadela».
Un hueco en el pecho
donde anida el yacaré.
Un territorio soterrado
para esconder la culpa,
pantanoso hogar del fantasma
del deseo imperecedero.
Un refugio para el gozo
del hambre y la tristeza.


Nada más oscuro que tus ojos
y son un espejo.


Donde flota el aire muerto,
panóptico que me habita.


Aclaración: tú eres
mi angustia favorita.






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