Año 1981.
Nelson Algren muere en Sag Harbour, NY.
Su soledad, reclusión y abandono es tal
que nadie repara en su muerte por días.
Posteriormente, tampoco nadie reclama su
cuerpo.
«Algren´s
body unclaimed!»
titula un periódico.
Así de solo murió.
…
Sin embargo, sorprendentemente
—Simone de Beauvoir la primera
sorprendida—
tras su defunción, en su madriguera
oscura,
encuentran 304 cartas manuscritas.
304 cartas, ¡trescientas cuatro!,
que guardar, que conservar,
que trasladar en cada mudanza.
Es necesario un interés.
Demuestra una férrea intención.
Han de tratarse de algo muy preciado.
…
Lo son.
Me gusta la calidez adolescente
de las primeras cartas de la Beauvoir.
Su disposición a mostrarse frágil,
expuesta,
esa impericia perfecta,
esos cariños infantiles,
su corazón en una mano:
«Hay
tanto amor en esta pequeña carta
que
el avión podría romperse.»
Año 1947.
…
Y así durante decenas de cartas,
¡centenares!, su amor transatlántico
alzándose por encima del océano.
Wabansia en el horizonte.
Wabansia como supremo acto de fe
de dos insumisos en el infierno.
…
Un apunte:
Simone de Beauvoir
no creía en la igualdad.
Lo confiesa desde la cercanía:
«Reconozco
con todas las de la ley
que
la igualdad entre los sexos
no
deja de ser un mito.»
Pero lo hace de una forma hermosa,
femenina:
sabe reconocerse igual en la debilidad,
en la simétrica incertidumbre.
…
«Puedo
ser feliz,
puedo
sufrir por ti como si tuviese tan sólo 15 años:
eso
es la juventud, el poder de sufrir y ser feliz.»
Algren no opinaba igual
Algren no pensaba que el sufrimiento
pudiera tornar en algo hermoso.
Algren no veía grandeza en la
frustración.
Algren, asqueado de su dimensión feérica.
…
Y quizá,
tal vez,
a lo mejor,
304 cartas
escuchando :
«te
echo de menos»,
«te
siento a mi lado»,
«ojalá
estuvieras aquí»,
sean definitivamente demasiadas.
¿En qué carta se produjo el punto de
inflexión?
¿Cuándo se rebeló Algren ante su irrealidad
epistolar?
¿En qué preciso momento comenzó a
sentirse como un espectro?
Sí, seguramente 304 cartas sean
demasiadas.
Probablemente hasta la tercera parte
suponga un número insoportable.
…
Palmario:
Da igual la latitud.
No importan los kilómetros.
La lejanía es irrelevante.
No mata la distancia.
Mata la añoranza.
…
Y volver a preguntar:
¿Qué hizo crac?
¿Cuándo se rompió esta hermosa sombra de
historia?
¿En qué momento Algren se negó a «llorar por conferencia»?
(aplausos)
…
¡Uf!
La carta 229.
La carta sobre la mesa.
El Ragnarok.
Algren no aguanta más.
Beauvoir se siente culpable:
«Acepté
tu amor y lo convertí
en
un amor lejano.»
Es una carta de miedo, de terror.
Él está agotado.
Ella suplica:
«Por
favor, no me quites tu amor,
no
me lo quites ahora.»
Año 1951.
«No
soy más que un montón de añicos.
Me
da miedo la noche.»
…
Año 1960: muerte de Camus,
victoria de J. F. Kennedy.
El FBI levanta el sambenito
de rojo-comunista de Algren.
Le conceden —por fin— el pasaporte,
¡última bala!
Él viaja a París,
ella no está,
se encuentra en Cuba,
con Sarte.
Se aloja
en su piso,
pasan un
tiempo juntos,
pero ella
se va a Brasil,
con
Sartre.
En su
ausencia,
él se
emborracha
hasta
perder el sentido,
vomita, se
pelea.
¡Nelson
Algren contra el mundo!
Algren regresa a Chicago.
No se volverán a ver.
…
¿Qué sucede cuando la fuerza imparable
se encuentra con el objeto inamovible?
Superman afirma que se rinden.
…
“La
fuerza de las cosas”,
fue el detonante último,
la novela que les separó para siempre.
Año 1964, en EEUU se publicaría al año
siguiente.
«Hacer
pública una relación
existente
entre dos personas
es
destruirla», declara
Algren.
La fuerza de las cosas, ¡ja!
¿Soy el único en advertir
la cruel paradoja?
…
8 de Mayo de 1981,
Algren es nominado a la American Academy.
Le entrevista el Times.
No habla de literatura:
«Creo
que lo que hizo fue atroz,
las
cartas de amor deben permanecer privadas.
He
frecuentado burdeles en el mundo entero,
y
allí las mujeres cierran siempre la puerta.»
Fallecerá al día siguiente.
…
Algren murió solo y desvalido,
en compañía de 304 cartas.
Beauvoir se hizo enterrar con Sartre
llevando el anillo de su hombre de
Chicago.
Se añoraron hasta el final de sus días,
de una forma intrínseca y silenciosa.
Su amor de antaño un eco quejumbroso.
«Una
vida desprovista de magia»,
en sus propias y desesperanzadas palabras.
…
Como todas, esta es la historia de un
fracaso.
Nadie se alza, nunca.
¿Beauvoir? ¿Algren?
El océano gana.
Gracias, una y mil veces por tus expurgos.
ResponderEliminarDesgarrador. Lanzarse al vacío o permanecer en la comodidad de lo seguro? Haces que el lector empatice con Algren.
Gracias, una y mil veces.
Suerte poder leer tus expurgos.
ResponderEliminarNo habrá muerte entre tú y yo...
Magnífico
ResponderEliminarMuy buena la entrada. El libro... lo desconocía, lo remediaré
ResponderEliminarBesos
me quedo con la entrada y sigo diciendo, tras ella, que geniales los expurgos.
ResponderEliminarsaludos
gracias si mujer apasionada , gracias
ResponderEliminargracias humana al fin , mujer brillante capaz de amar
ResponderEliminarExcelente. Un hallazgo. Mil gracias!
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