Si muero recordad
que no he sido bueno,
pero tampoco malo.
No me recordéis con
odio.
Si muero, por favor,
no,
no me convirtáis en demonio,
pero tampoco en ángel.
Lo intenté hacer todo,
de verdad, TODO,
de la mejor manera
posible:
y fracasé.
Es la mía una
historia de mala suerte,
pero tampoco quiero
que me penséis
como un desgraciado.
No me recordéis con
odio,
no me recordéis con
rencor,
por favor.
Tampoco me echéis
demasiado de menos,
no merezco altares
ni sagrarios.
Lo intenté, de
verdad.
No lloréis mi
fracaso
que fue solo mío.
No me recordéis con
odio.
No me recordéis con
lástima.
No me recordéis con
rencor.
Si acaso con un
poquito de amor.
Por favor.
.
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