Existía abismo
en aquellos ojos,
negrura sobre
medias lunas profundas,
cicatrices
bajo los párpados
del
espectador.
Existía
desasosiego en aquel solo estar solo,
en aquel
tiempo fuera del tiempo,
contemplativo
sobre las rocas
del
espectador.
Existía un
diálogo silente ,
verdades
compartidas en el lenguaje abstruso,
incognoscible
y secreto
del
espectador.
Existía una
escucha atenta,
un prestar
atención a las olas, rompiendo
sobre la
ficticia solidez de la costa, rompiendo
sobre
tristezas anegadas, rompiendo
sobre
mordeduras profundas, rompiendo
sobre la
estatua inconspicua
del
espectador.
Qué
paréntesis, el nuestro,
agotamiento
fugaz entre ausencias,
espectadores
de un segundo contemplando
la efímera luz
de esa gota reflejándose
sobre un flash
de espuma que se diluye
y se olvida y se
ahoga…
Qué desamparo,
el nuestro,
espectadores
de un segundo contemplando
el mar, intentando
vanamente
detenerlo a
dentelladas.
.
Precioso y triste por la impotencia.
ResponderEliminarUn poema magnífico
Besos