Me
preguntas si soy misántropo.
¿No
ves que soy hombre y estudio a los hombres?
—Ramon
y Cajal—
Y en el décimo círculo,
los centros comerciales.
Impronunciables vocablos suecos
—¡borgsjö,
arkelstorp, langesund!—
te dan la bienvenida,
invocando a dioses arcanos
como conjuros oscuros.
Allí, animales en cautividad
eligen sus propias cárceles
a golpe de melamina y tacos.
Nadie repara en la ausencia de ventanas,
el obediente rebaño de pobladores
transitando el camino señalado por
Cthulhu…
Y parecen felices,
¡joder, todos parecen felices!
Y en el décimo círculo:
los centros comerciales.
Tras los cristales, la impudicia
de ropas hiladas por niños lejanos,
por manos-herramienta como rastrillos.
Franquicias clónicas, almas facsímiles,
todas comportándose igual,
comprando análogamente lo mismo
para diferenciarse (qué risión
consumista).
¡Observad, el milagro del monocromatismo!
En algún momento, desde los altavoces,
Lucifer informa, y se escucha su risa:
«oigan, se ha extraviado un chiquillo…»
Y parecen felices,
¡joder, todos parecen felices!
Y en el décimo círculo:
los centros comerciales;
y tú, como Teseo en el laberinto
de dormitorios y menaje de hogar,
donde no hay salida, ni alas de cera que
valgan;
y tú, entre el pandemoniun de precios,
y voces, y plafones, y hórrida música techno,
muy alta, para no dejarte pensar.
El puto infierno, hostias:
un descenso a las tinieblas,
a lo más abyecto del ser humano.
Y parecen felices,
¡joder, los gilipollas mefistofélicos,
todos los malditos condenados!
¡Todos parecéis felices!
.
Me he reído, David, y estoy de acuerdo con todo excepto en lo de llamar gilipollas mefistofélicos a la de decenas de amigos que tengo que encaminan sus pasos allende la laguna Estigia cada fin de semana casi.
ResponderEliminarLo mismo si Dante escribiera su obra magna en el siglo que nos ha tocado en gracia inventaría ese décimo círculo. Y más cosas metería.
Ahora los hacen abiertos al exterior para que no apeste tanto el consumismo enlatado… aunque los evito como no te puedas llegar a imaginar, alguna que otra vez tengo que entrar por obligación (acompañando a gente mayor y tal…); al menos se puede volver a fumar en alguno de ellos.
ResponderEliminarAunque ya no viva allí, conseguí escapar de mi querida mini patria de extrarradio hace algunos años, mis obligaciones hacen que tenga que volver cada día por mi pueblo: Cornellà, creo que andan cerca de los 90.000 habitantes en la actualidad= 3 Macro Centros Comerciales (Splau –este es el monstruosamente exterior-, Eroski-Llobregat Centre, El Corte Inglés-Hipercor), en fin, el daño que hacen al pequeño y mediano comercio ya te lo puedes imaginar…
Enhorabuena por el poema, diferente y atrevido, me gustó mucho. Enhorabuena
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