En el paraíso perdido
de la probabilidad.
En otra parte.
En otra parte.
Igual que suenan estas
palabras.
—Wislawa Szymborska—
En el paraíso
perdido
de la probabilidad
tú no existes;
no tú, tal como
eres,
sino otra persona
distinta,
o quizá nadie.
Ali Biznair, en
Harvard,
calculó
matemáticamente
dicho milagro
existencial:
1 / 10 2,685,000
Es para volverse
loco.
…
A su vez,
el 15% de la
población mundial
—seguramente más—
pasa hambre.
La probabilidad de
ser un hambriento más,
idéntica a la de acertar la cifra con un dado:
1 / 6
Da que pensar.
…
Los números aparecen
sobre las cabezas
de la gente que veo
pasar.
Aparentando todos
ser gente normal.
Ajenos a su
singularidad,
no prodigios en
movimiento.
Esforzándose en
parecer vulgares.
…
Todo es un albur,
una combinación
estadística.
La probabilidad de
seguir vivos a estas alturas.
La probabilidad de
no haber entrado en ese bar.
La probabilidad de
trabajar en otra parte.
La probabilidad de
nacer en otro lugar.
La probabilidad de
recibir otra educación
(y mudar, por otro,
nuestro pensamiento).
La probabilidad de
que ningún ser querido enferme jamás.
La probabilidad —¡terrible!—
de sobrevivirlos a todos.
La probabilidad, en
fin, de coger ese camino, o aquel otro.
Lo que pudo haber
sido.
Lo que pudo ser,
y no será.
…
Y prolongar el
pasado,
especular diversas
encrucijadas,
hipotéticos cambios
de rumbo,
imaginarnos felices
en otras vidas…
¡bagatelas mentales!
En el paraíso
perdido
de la probabilidad
nuestras fantasías
se burlan
de nosotros mismos:
por incomparecencia.
….
¿Quieres jugar?
¿Acaso quieres
seguir jugando?
Monty Hall abrirá
una puerta
y detrás siempre habrá
una cabra.
Y tras la otra
puerta de tu elección,
invariablemente,
otra cabra más.
Cabras, siempre
cabras.
Cabras y
arrepentimiento.
¿Qué posibilidad
crees tener?
…
Amigo,
este juego está
trucado.
En el paraíso
perdido
de la probabilidad
ella no existe;
en dicho no lugar,
asúmelo, tú tampoco.
1 / 10 2,685,000
Ni siquiera deberías
estar leyendo esto.
Estas palabras no
existen.
Su autor no existe.
Tú, lector, no
existes.
Ninguno fue
concebido.
…
La oportunidad
perdida.
La probabilidad
desechada.
Toda amargura una
entelequia;
todo fracaso, mera
ficción.
¡La ficción, mera
ficción!
En la calidez del
cero
de la inexistencia.
Donde no hay tiempo,
ni espacio.
Donde tú y yo.
…
Es el paraíso:
¿lo ves al fin?
Nada.
Nadie.
(…)
(…)
(…)