Requete

 



Lo inesperado nos acecha siempre, es viernes y marcho de vacaciones. Toda la mañana nos hemos estando escribiendo, para mi vuelta hemos elegido un hotel. Nos despedimos. Me quieres, dices, me anhelas, deseas que nada interrumpa el momento dulce que —¡por fin!— atravesamos. Acabo de salir cuando recibo una foto: llevas gabardina beige, blusa negra y un bibelot a modo de colgante. Se nota que has retocado la cara con alguna aplicación, en el cuello aparecen marcas de la edad. Hace años te comparé con Juliette Binoche, si bien ahora tu rostro reproduce el gesto abatido de Idea Vilariño. Empiezas a no ser bella. No te lo digo. «Te amo con locura», pienso en responder. Excesivo. «Qué requeteguapa», escribo finalmente. En ese momento no lo sé, pero corres al encuentro de tu nuevo amante. Lo inesperado. Lo insospechado. El unicornio inconcebible.

Algunos prodigios tienen el rostro oscuro de la representación.