Orreicne





De los corrales salieron los toros, mansamente, y luego los cabestros. Los astados caminaron hacia el callejón, momento en el cual la multitud fue cerrándose en abanico tras ellos. Abandonando los márgenes de la Plaza, la turba blanquirroja de personas procedía a la persecución de los animales. La carrera había comenzado.

Marcha atrás, cogiendo velocidad, descendieron rápidamente Telefónica y se adentraron en Estafeta. Algunos corredores esperaban agazapados en el suelo, en posición fetal, con gesto asustado, pero se sumaban de un salto al paso de la carrera. Pintoresco fue el momento en que un individuo que sangraba profusamente incrustó violentamente su costado en el asta de un toro, cerrando así su herida. Sin más problemas llegaron a Mercaderes, alcanzaron el Ayuntamiento y ahí los toros parecieron recuperar cierto resuello, mostrándose más frescos.

Por fin, llegaron a Santo Domingo. Con la marea humana pisándoles los talones, la puerta del corral se cerró. En el cielo implosionó un cohete que prontamente regresó a su lanzadera. Los toros sonrieron satisfechos, lo habían vuelto a hacer: sin más incidentes, habían conducido a todas aquellas personas desde la Plaza hasta Santo Domingo.

Descansados y orgullosos, sus orejas negrestinas atentas, desde el otro lado del corral les escuchaban cantar.





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Este microrrelato quedó en 7ª posición y fue publicado dentro del VI Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín, año 2014

1 comentario:

  1. Me ha gustado mucho. No es que entienda demasiado, pero me parece que el escrito tiene la cadencia y sonoridad necesaria para funcionar igual como poema que como microrrelato... lo he estado pensando mientras escuchaba al lector del vídeo. Hay matices, cuando tiramos hacia atrás el hilo de las cosas, que pueden llegar a distorsionar lo pasado, aquí no he tenido esa sensación. Incluso el título tiene una sonoridad preciosa... muy adecuado para reflejar la estampa que recrea. Salut!

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