Cojo tu mano y salimos volando. De una ráfaga abandonamos el prado y alcanzamos las montañas, cuyas cumbres sobrevolamos a golpes de aire. Tú lloras y no pareces feliz, por lo que decido utilizar los céfiros para llevarte hasta la costa. Quizá en las playas encuentres consuelo, pienso. Entonces volamos y volamos, a través de torbellinos violentos, por encima de llanuras yermas, y al final tú te desmayas y asemejas un títere de trapo, y los niños a nuestro paso señalan: «vaya Papá Noel más raro, parece una cometa arrastrando una persona».
#unaNavidaddiferente
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